miércoles, 4 de julio de 2007

ENTRE ODIOS...

Odio las historias. Siempre surgiendo de la nada para llenar nuestras vidas vacías. Luego desaparecen así como así, como si su rastro lo consumiera el tiempo. Y finalmente terminamos solos, devorando los malditos recuerdos que un día pensamos que nunca llegarían a serlo.

Me es difícil aún concentrarme en mí misma, retomar las antiguas andanzas, comenzar a avanzar otra vez, pero con la soledad quemando por dentro. Sin poder acabar con la sensación de fracaso, de rabia por el error cometido, por el tiempo perdido.

Cada rincón de esta estúpida ciudad encierra un recuerdo, tal vez más de uno. Las calles, las hojas, los árboles, me devuelven al pasado, a esos días lejanos que con el tiempo comienzan a parecerme como un sueño más, de los tantos que me despiertan a mitad de cada noche. Y solo me queda seguir existiendo, ahora sin fines propuestos, con la memoria perdida en algún recóndito hueco del espacio. Del que era nuestro espacio.

No se cuando comenzó nuestra historia, tampoco sé cuando comenzamos a odiarnos, sólo sé muy bien cuándo y cómo acabó. Tu imagen me confunde cada vez que te veo de lejos, caminando por ahí y sintiéndote nuevamente solo, porque estoy segura de que así te sientes. Siempre supe que esto acabaría, pues nada es para siempre. Pero jamás imaginé que terminaríamos odiándonos, odiarnos fue producto de nuestra inmadurez. Y lo peor de todo es que no te odio como quisiera odiarte.

Pedí perdón muchas veces. Perdón por mis errores, hasta por los que me inventaste, pero nada te hizo abrir los ojos. Todo lo contrario, te hundiste más y más en la incomprensión, tu mejor escudo para evitar encontrarte contigo mismo. Nunca quisiste ver la realidad, nuestra realidad, de la que escapaste por miedo a quizás que monstruos, o a ti.

Me imagino que ahora no sabes que es lo que quieres, a que sueño aferrarte. Ni siquiera te debes sentir capaz de comenzar a construir algo nuevo, y menos elegir con quien hacerlo. Sobre todo porque deberá ser algo mejor a lo que construiste conmigo, lo que ahora ya no existe. Te debes estar perdiendo como tantas veces, sin saber qué sentir, cómo actuar. Puedo adivinarlo desde aquí, a quince metros de ti, pero a un abismo de distancia.

Cuando me dijiste que querías estar solo te dejé tranquilo, a pesar que yo no quería estar sola, menos en ese momento lleno de dudas, de miedos, de pesadillas. Pero aún así me dejaste. Y todo se volvió gris. Fue terrible pasar de formar parte de ti a ser tu enemiga, porque no puedes negarlo, me odias, odias que todo no haya resultado cómo tú querías, como tú soñabas. Y ese fue exactamente uno de los problemas, a veces te olvidabas de que yo también soñaba. Empezaste a soñar solo y dejaste de compartir tu alma conmigo.

Debes estar odiando que yo lo soporte sola y que tú seas tan débil, tan cobarde, que no puedas hacer lo mismo. Me cansé, me cansé de mirarme al espejo y sentir que el tiempo no se detiene, de no poder despegarme de él sin preguntarme qué será de mí. No por que ya no estarás conmigo, si no por tantos sueños y proyectos rotos. Me harté de eso.

“El vuelo 413, con destino a ... , saldrá en cinco minutos” anuncia una voz, que me suena mas parecida a las olas del mar que a una persona. Como si ya nada tuviese su forma habitual y todo se vuelve confuso e indescifrable. Agarro mi bolso fuerte, muy fuerte, como si fuera mi vida. Las caras que pasan a mi alrededor pierden su forma y solo distingo figuras. Reconozco tu pelo en una sombra que sobresale del resto de las sombras. Tus ojos en alguien que pasa y roza mi brazo. Tus manos arrastrando un maletín desgastado. Camino. Siento tu olor, tu fuerza. Subo al avión. Y el cielo se ve más oscuro.

Sentada en el avión observo a la gente, pero aún no puedo distinguir del todo. Mis ojos están húmedos, pero no derraman ni una sola lagrima. Busco mi teléfono y escribo, “No me alejo por ti, ni por mí, solo me alejo. Quizás de todo, quizás de nada. Porque eso es lo que queda... absolutamente nada.” Miro por la ventana, solo quiero dejar de pensar, por hoy al menos. Borro todo lo que escribí y cae una lagrima. Será solo una, será la primera y la última.

El avión comienza a despegar. Aprieto los ojos fuerte, muy fuerte como si en ello se me fuera la vida. Las imágenes pasan por mi cabeza una tras otra. La ciudad, los recuerdos, las hojas, los árboles. Con la turbulencia del despegue, como si fuese un acto divino, todo se aleja, se desvanece. Todo se entierra.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca odies nada, ni a nadie lo único que genera el odio es mas odio y enfermedades y mas tiempo se pierde pensando en lo q pudo ser, la verdad es que ya no es y punto.

NO, nunca pienses que las historias vividas son un fracaso, significa entonces que no has aprendido lo esencial de la vida, que es definitivamente que de toda experiencia que se tiene se aprende algo importante y que todo lo que sucede no es solamente casualidad. La soledad es un estado para conocerse y aparecer de una vez dentro de nosotras...nada es perder el tiempo, ahora estas cegada por le miedo, pero si abres tu mente recuerda y rescata las cosas positivas de los momentos vividos.

Piensa que casa recuerdo que tu tienes con tu ciudad con cada rincón es lavado por la milagrosa lluvia.
Pero unos siempre sueña, una siempre lucha, por eso somos mujeres.


Quizás no el odias y ese sea tu karma de volver al pasado...quizás por eso vuelcas tanto odio...quizás es una lucha de odio y amor.

A veces lo seres humanos suelen mentir para sentirse mejor y lo único que hacen es engañar y traicionar a otros.

Cuando somos inmaduros nunca sabemos que es lo que queremos....y aun siendo adultos no sabemos lo que queremos hasta que lo perdemos....

Entonces no compartían nada el pensar en uno, en la felicidad de uno es ser egoísta, pero eso es un tema complejo....que aun yo no te puedo explicar por que el amor es algo de compartir de ser uno.

Nunca debemos proyectarnos hasta no estar completamente seguros. Seguros. Seguros y aun estando seguros debemos pensarlo 3 veces más.

Los viajes son lo peor en serio ni siquiera lo disfrutamos por pensar en nuestros problemas.....solo deseo que la vida te sonría, pero para eso debes cambiar el “suich”, la soledad es un buen estado para recobrar lo perdido. Los amigos.....

marla. dijo...

Patty???
Jamas te vi hablar asi?...
eres la Patty q yo konozco??!!...
Gracias linda... en todo caso no os preokupeis, porq este eskrito es bastaaante antiguo...
mas de 5 años atras... pero me gusta... kada vez q lo leo revivo los momentos pasado...
Besos...

Anónimo dijo...

La verdad para mi es dificil hablar de soledad porque hace tiempo q no la vivo... y a pesar q estoy mucho tiempo sola, tengo una inmensa compañia a mi lado... porque en realidad estar sola no es lo mismo q la soledad... Solo recordaba cuando leia tu historia q conocia a los personajes, q me sonaba conocido todo lo q iba leyendo... me sonaba a tantas cosas q han pasado en el pasado... y de verdad sin saberlo creo q adverti q podia ser de unos 5 años atras... como de aquella epoca de la adolescencia...
Yo creo q en estos tiempos las cosas son distintas por el hecho de ya no pensamos ni sentimos como antes... cada una ha luchado por su metas, algunas nos hemos cansado, pero hemos concluido otras... y siguen adelanten muchos proyectos... y mucha vida... Hay q estar agradecidos de todos modos... que somos libres, respiramos, cantamos, bailamos... yo soy feliz solo con amanecer a su lado, ver su carita, su sonrisa y escuchar su voz...

Anónimo dijo...

Sí, me conoces, soy amiga de evelyn. nos vimos una vez en talca hace mucho, mucho tiempo. Vi tu blogger en el fotolog de evelyn y lo lei...quede sorprendida al leerte y quise darte algun ayuda...pero veo que estas bien eso me da gusto...me da gusto que sea una etapa pasada. cuidate.
patricia lizama brunel.

marla. dijo...

Hola Pathy...
Klaro q me akuerdo de ti...
Bueno, eres bienvenida a mi blog pues... Normalmente eskribo kosas un poko mas livianitas, pero me enkanta eso q eskribí...

Estamos en kontacto...